Qué difícil es no verte,
y qué duro no besarte,
qué dolor no acariciarte,
y qué triste no tenerte…
Qué dulzura contemplarte,
qué gozo mil besos darte,
qué suavidad el tocarte
y entre tus brazos mecerme…
¡Ay, cómo amarte quisiera,
que estoy de tu amor celoso!
Pues no hay nombre más hermoso
ni existe mujer más bella
que el de madre y quien lo lleva.
Si Dios nos ha dado una cabeza para entender y un corazón para amar, ¿por qué vivir decapitados y descorazonados? Piensa y cree con todas tus fuerzas, con toda tu mente, con todo tu ser.
domingo, 18 de octubre de 2015
Qué difícil
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