jueves, 17 de noviembre de 2011

Mi PAPELETA ELECTORAL

Papeleta electoral

Botón derecho, “Guardar imagen” o “Imprimir” dos copias. Meter en sendos sobres electorales, y a votar. ¡Viva Cristo Rey!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Suaviter et fortiter

Me sé tan tuyo completamente

que ya no hay nada que sea mío;

y si me empeño y me desvío

tú me encaminas tan firmemente…

Tan poderoso, que eficazmente

vuelvo a la senda de mi destino:

ahora y por siempre vivir contigo,

oír tu latido eternamente…

Aséstame ya el golpe certero,

mira que solo no puedo nada…

en mis entrañas prende tu fuego.

Mi delicado y tenaz Esposo,

voz silenciosa, tormenta y calma,

tan suave y fuerte, león y cordero…

sábado, 5 de noviembre de 2011

Marciano Vidal, de “nuevo”…

Recuerdo que hace ya unos años, quizá diez, un buen amigo sacerdote, entonces seminarista él, se me quejaba dolido de la bazofia de libros de texto que tenía que utilizar en sus estudios eclesiásticos. Le dije me enseñara alguno. Yo pensé que me traería seguramente uno de los infumables manuales de la colección Sapientia fidei de la Biblioteca de Autores Cristianos, vulgo BAC. Pues aunque bien pudiera haber sido así, no lo fue, sino que puso en mis manos un tocho de patrística, creo recordar que de la editorial Sígueme, escrito por un protestante, y por tanto, hereje. Y allí anduvimos hablando sobre cómo un protestante patrólogo o patrístico, como prefieran, difícilmente podría permanecer en la herejía si su investigación fuera profundamente objetiva; y por el contrario, cómo sólo siendo subjetivo y prejuicioso, un estudioso de los Santos Padres podría permanecer en el error. No tuve tiempo ni ganas de entretenerme leyendo ese libro, más que nada por estar servidor en mi último día de las estivales vacaciones, pero hice constar que difícilmente hablaría con verdad ese libro de patrística sobre la Virgen Santísima, los sacramentos de la Confesión y Eucaristía, la fundación y constitución de la Santa Iglesia Católica, si estaba escrito por un protestante convencido.

Y ustedes me dirán, con razón, que a qué viene tanto preámbulo. Pues bien, anda en las librerías religiosas una Historia de la Teología Moral escrita por el P. Vidal, de nombre Marciano, cuyo nombre en religión desconozco, siendo ésta la del Santísimo Redentor. Ustedes recordarán cómo este Padre fue sometido a juicio por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, del cual juicio en mayo de 2001 fueron emanados sendos documentos por dicha Congregación y su “sucursal” en la Conferencia Episcopal Española.

Recuerdo entonces cómo algún amigo fan del P. Vidal,(como otros tantos sacerdotes, religiosos y monjas que tenían como oráculo de cabecera los tochos de Moral de Actitudes), se sentía orgulloso del sometimiento que parecía mostrar dicho padre ante la férrea, “impía” e implacable mano de los inquisidores de la Iglesia.

Cuál no sería mi asombro al leer un año después una entrevista al P. Vidal que adjunto más abajo. No adelanto nada, para reservarles a ustedes el mismo asombro que me obnubiló a mí. Solamente quisiera decirles que este asunto que ya había aparcado hace años me han venido de nuevo a las mientes por dos acontecimientos: la publicación de la antedicha obra de Historia de la Teología Moral y, -me salven las distancias, por favor, y no me lo tomen a mal, que ya sé que nada tiene que ver-, los deseos de “restauración” del entorno etarra, como si los malnacidos terroristas hubieran sido pobres víctimas no vindicadas…

En fin, y para no aburrirles más, aquí tienen la entrevista. Y recuerden, el error –la herejía, si se tercia- y la objetividad no se “compadecen” en persona católica, que una sola es la verdad de las cosas, en la política y en la moral también.

«Marciano Vidal cree que la Iglesia le dará la razón

No reeditará sus libros para no corregirlos

Madrid.

La agencia de noticias de los religiosos españoles (Ivicon), ha publicado una amplia entrevista realizada al teólogo Marciano Vidal, en cuyas obras el Vaticano señaló diversos errores. En ella, el religioso redentorista confía que un próximo Concilio, un Vaticano III, le dé la razón. Cabe recordar que la Iglesia reprochó a Vidal, entre otras cosas, su ambigüedad en el aborto y la eutanasia.

Tras casi un año de silencio público ante la Notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el teólogo redentorista Marciano Vidal ha señalado que, “dejando aparte mi caso, deseo y espero que los nuevos planteamientos de la Teología moral, después de la normal criba que hace la historia, pasen pronto a ser patrimonio de la Iglesia” y, con vistas a un juicio de largo alcance, ha recordado las palabras de un colega italiano, que le dijo: “Marciano, no te preocupes, serás rehabilitado en el próximo Concilio Vaticano III”.

En una entrevista que publica la revista Éxodo, Vidal apoya la esperanza de rehabilitación en tres datos: su confianza en el juicio de la historia, “que es el juicio de Dios”.

El 15 de mayo de 2001, la Sala de Prensa de la Santa Sede dio a conocer la “Notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunos escritos del Reverendo Marciano Vidal C.S.S.R.”, aunque el documento tenía fecha de 22 de febrero del mismo año. En el texto de la congregación que preside el cardenal Joseph Ratzinger se podía leer que “no se enjuicia al autor ni su intención, ni la totalidad de su obra o de su ministerio teológico, sino sólo unos determinados escritos”. Además, la nota vaticana confirmaba que los libros Moral de Actitudes, Diccionario de Ética Teológica y La propuesta moral de Juan Pablo II no podían ser utilizados para la formación teológica por contener “ambigüedades y errores”. Sin embargo, la Congregación para la Doctrina de la Fe no obligaba a retirarlos del mercado, ni apartaba de su cátedra al autor en la Universidad Pontificia Comillas. Tampoco le imponía un período sabático, ni le prohibía impartir cursos o hablar en público.

Vidal recuerda como “un momento especialmente duro” el proceso al que le sometió la Congregación para la Doctrina de la Fe. “Duro en sí mismo y, además, por haber durado mucho tiempo (desde diciembre de 1997 hasta mayo de 2001) y por haber supuesto mucho trabajo”, señala el moralista al explicar que tuvo que redactar dos informes en respuesta a preguntas de la Congregación. “Sostuve un encuentro en la misma sede de la Congregación, lugar del antiguo Santo Oficio. Gracias a Dios y a algunas personas amigas he podido realizarlo todo con suficiente entereza y con bastante competencia”, evoca Vidal.

“Un momento de particular dificultad fue cuando se me comunicó la Notificación (o sentencia) y se me pidió que la ‘firmara’. Consulté y reflexioné. Me decidí firmarla, en primer lugar, por la peculiaridad de dicha firma. Y, también, por el tenor de la sentencia. En ella no se pone en cuestión ‘al autor (a mí) ni su intención, ni la totalidad de su obra o de su ministerio teológico’. Tampoco se afirma que yo haya cuestionado ningún artículo de la fe ni ninguna otra verdad cristiana esencial”, explica el teólogo redentorista.

No obstante, “me duele que se afirme que mi manual Moral de Actitudes (en cuatro volúmenes) ‘no puede ser utilizado para la formación teológica’, siendo así que ha nacido de la enseñanza y ha sido utilizado por bastantes generaciones de alumnos; pero he aceptado esa decisión”, manifiesta Vidal.

“También se me pedía que si quería hacer una nueva edición de Moral de Actitudes tendría que ponerme en relación con la Comisión de la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española. Mantenido ese diálogo he decidido no hacer nueva edición”, declara Vidal».

lunes, 3 de octubre de 2011

Alegrías y ventajas de ser católico (Emmendatum et auctum)

He estado pensando muchas veces sobre este tema. Y no me refiero solamente a las ventajas “sobrenaturales”, que son infinitas, sino también y sobre todo a las “naturales”, aunque servidor, como buen católico, es tan amigo de la palabra “distinción” como enemigo –a una con la vera doctrina de la Iglesia– de la palabra “separación” en los ámbitos aplicables, claro está: gracia y naturaleza, Iglesia y Estado, cuerpo y alma, vida pública y privada, sacerdote y “hombre”, creer y obrar… Este tema merece mucho más abundamiento, así que voy al grano. Nos acusan a los católicos vivir inmersos en una marabunta de prohibiciones. Sin embargo, pienso en las prohibiciones y “manías” con que viven encadenados los perfidi judæi, moros, testigos de Jehová, mormones, cienciólogos y newageros, luteranos (el sensus católico me impele a vomitar al pensar en llamarles “evangélicos”, lo siento), ateos y agnósticos, brujos y brujas, etc… y siento la feliz y ancha libertad que da mi condición de católico. Buscando en otras páginas sobre este tema, sólo he encontrado tonterías o superficialidades. Esta entrada, si bien mica cum salis, pretende ser lo suficientemente seria para ayudar a pensar y a gozar con la maravillosa e inmerecida vocación a la que el Señor nos ha llamado: ser miembros de la Iglesia Católica, única verdadera, una, santa, católica, apostólica y perseguida, extra quam nulla salus.
Pido a mis sufridos lectores tengan a bien enmendar y/o ampliar esta lista con sus siempre bienvenidas aportaciones.
1. Los padres tienen derecho y obligación de engendrar a sus hijos en un acto manifestativo de su amor. Por tanto, no pecan al amarse, antes bien, se hacen santos si lo hacen santamente.
2. Concebir niños es un acto 100% bioecológico, o sea, nada artificial. Las semillas no pasan por ningún laboratorio.
3. No hace falta ser circuncidado. Así, bien enterito, se da mucha gloria a Dios.
4. Puedo celebrar los cumpleaños con fiestas, recibir regalos, y reverenciar y besar la bandera de España (o la correspondiente a mi nación) cuantas veces sea menester.
5. La Primera Comunión es un día inmensísimo en todos los sentidos. Y esto es así porque creemos en la Presencia real del Señor en las especies sacramentales.
6. El servicio militar es una cosa buena y santa. Matar en combate, si la cosa se tercia y es necesaria, deviene un acto de virtud.
7. El novio o novia sabe que siempre será el único para su respectivo. Una vez contraído santo matrimonio, en su lecho, mesa, y familia, las maravillosas palabras “marido”, “mujer”, “mamá” y “papá” siempre son y serán nombrados en singular.
8. Desde niño puedo comer bocatas de chorizo o jamón. Puedo ir con mis amigos y familia a hacer una parrillada de torreznos, panceta y salchichas. El único límite para comer cerdo y cuadrúpedos es el cuidado del nivel de colesterol, a lo cual colabora sabiamente la siempre deseable abstinencia de los viernes (y miércoles de ceniza).
9. Por si me equivoco en las cosas que he de creer u obrar, tengo un maravilloso libro llamado Catecismo, y si soy aficionado y algo espabilado, otro conocido como Denzinger. Ambos libros tienen una fuente: Dios, que ha delegado su poder y voz en la persona del Papa y los obispos a él unidos y sometidos. Así puedo caminar siempre en la verdad, como el punto de apoyo en el que puedo construir toda mi vida.
10. Cuando ofendo al Señor, el sacerdote me perdona en nombre de Dios. Esto lo hace gratis, y puedo ir cuantas veces haya menester, supuesto mi arrepentimiento y propósito de enmienda. Del mismo modo, puedo recibir a Jesús Sacramentado y no esperar a ir al Cielo para estar –verdadera, real y sustancialmente– muy cerca de Él.
11. Sé que tengo a los santos, y en especial a la Reina del Cielo y su Esposo, el Glorioso Patriarca José, para que pidan e intercedan ante el Señor por mí. Esto lo hacen incluso cuando yo estoy dormido. Está muy bien esto de tener amigos tan importantes…
12. Puedo tener fotos, imágenes, retratos… de las personas a las que amo, incluidas los santos, y besarlas, poner velas y flores… y saber firmemente que no estoy siendo en absoluto idólatra, porque no amo ni hablo a la materia con que están hechas dichas representaciones, sino a las personas por ellas representadas. Esto es un gran consuelo y desahogo. (Por eso siempre llevo conmigo la foto de mi santa madre en la cartera).
13. Los sacerdotes vamos vestidos como tales, y como tales somos reconocibles y reconocidos. No perdemos tiempo en pensar qué hemos de vestirnos. El traje clerical es una gran defensa contra el Enemigo, y también y muchas veces contra las multas de tráfico. También nos hace amigos cuasi-naturales de otros Cuerpos uniformados, como la Benemérita, los Nacionales o los Carteros.
14. Los maridos pueden dar la mano a las señoras y viceversa, y esto no significa que esté intentando robar el cariño debido a su cónyuge.
15. No ponderaremos aquí las ventajas del Santo Celibato, pero digamos que son casi infinitas.
16. Cuando uno se muere, las Misas y oraciones le sirven para entrar al cielo. Gracias a Dios, todo católico sabe que los minutos de silencio están para rezar. Además, uno muere fortalecido por la esperanza del cielo, y con el consuelo de que va a ser enterrado como un católico, no como un perro.
17. El católico nunca pierde el tiempo. Si no tiene nada que hacer, o por ejemplo está esperando una cola, siempre puede rezar el Santo Rosario. Si no ha con qué contar las Avemarías, Dios Creador previó este hecho y proveyó de diez dedos las manos humanas.
18. Todo niño concebido puede tener la seguridad de que, salvo los inescrutables planes del Creador, será dado a luz vivo y defendido de cualquier amenaza desde su concepción. Lo mismo dígase de los ancianos e incapacitados, cuyas vidas serán firme y fidelísimamente custodiadas hasta su muerte natural.
19. Los límites del vino y el tabaco son la salud y el bolsillo, nada más.
20. Siempre que no haya crueldad “gratuita”, el hombre puede servirse de los animales para su sustento, gozo y disfrute, incluida la noble y caballeresca batalla entre toro y diestro.
21. Uno puede donar la sangre que le sobra para poder salvar las vidas de los demás. En esto también se refleja la Pasión del Señor, cuya Sangre preciosísima fue el precio de nuestra salud.
22. Los domingos se puede encender la luz, ir en coche, hacer deporte, y en fin, todo lo que no suponga trabajo servil ni se oponga a la caridad, que está por encima de todo.
23. Besar la mano a un sacerdote no significa un acto de cortesía hacia una damisela, sino el ejercicio de la virtud de la religión ante la presencia de Jesucristo en el sacerdote u obispo.
24. Se puede compartir conversación y hasta mesa con un pecador y/o un enemigo de la fe sin colgarle del cuello o de otra parte corporal, exceptuando los casos en que el susodicho hable contra los dogmas de nuestra Santa Fe, en especial la Virginidad de la Madre de Dios, o contra la Santa Iglesia, en particular contra el Santo Padre, o desprecie a la madre de uno. En cualquiera de estos tres casos, la violencia está permitida y puede llegar ser obligatoria.
25. Se deben alabar las Cruzadas, habida cuenta de que la fe vale infinitamente más que la vida propia o ajena, y válido es morir o matar por defender los bienes espirituales o conexos con éstos, y la integridad de doctrina.
26. Según la feliz sentencia de Santo Tomás de Aquino, "en el caso de que amenazare un peligro para la fe, los superiores deberían ser reprendidos incluso públicamente por sus súbditos", (II-IIæ, q. 33, a. 4, ad 2).
27. Si un católico va a China, Irlanda, Turquía, Alaska, Islas Feroe, Hawai, Cerdeña, Lérida, La Coruña, Londres, etc... siempre, y con una gran pizca de suerte, puede asistir devotamente a la Santa Misa y demás ritos católicos en un lenguaje universal: el latín, cuyo conocimiento está prescrito por la Ley Canónica para todo clérigo. (Para más abundamiento, he aquí el canon prescrito en 1983, o sea, plenamente postconciliar, por si acaso: "249: Ha de proveerse en el Plan de formación sacerdotal a que los alumnos, no sólo sean instruidos cuidadosamente en su lengua propia, sino a que dominen la lengua latina, y adquieran también aquel conocimiento conveniente de otros idiomas que resulte necesario o útil para su formación o para el ministerio pastoral").

viernes, 2 de septiembre de 2011

Sobre la Hermandad Sacerdotal de San Pío X

Hace mucho que no escribía ninguna entrada en mi blog… y esto por muchas razones con las que no voy a importunar ni aburrir al sufrido lector. Y esta entrada la escribo lleno de pena e indignación.

Uno reza por la unidad en la Iglesia, por la vuelta de los “hijos separados” (no entiendo porqué las otras confesiones cristianas son “hermanas”, cuando han nacido en la Santa Madre Iglesia Católica y de ella se han separado… Si les parece bien, llamemos “hermanas” a las que mantienen la sucesión apostólica, aunque no ande muy convencido de hacerlo…).

El caso es que servidor de Cristo y de ustedes está suscrito a varias listas de correo “selectas” –tengo un implacable detector de correo spam que hace mis delicias-, y entre ellas está la de la revista “La Porte Latine”, un boletín informativo de la Hermandad Sacerdotal de San Pío X. En el que hoy me acaba de llegar hacen una reflexión sobre la validez de los matrimonios celebrados por ellos, en la que intentan dar luz, y por supuesto, acaban diciendo que son validísimos. Esta aclaración de LPL me saca de dudas en muchas cosas. Yo tenía mis quebrantos y titubeos sobre la validez de los sacramentos de la Penitencia, Matrimonio y Confirmación celebrados por los miembros de esa Hermandad, puesto que para la validez se precisa la "jurisdicción" de que ellos carecen (si quieren, otro día insertaré los cánones pertinentes). Pues bien, he aquí la respuesta: soy un hereje y pongo en peligro a los fieles que conmigo se casan, asisten a Misa o se confiesan conmigo, o son confirmados por quien tiene potestad y jurisdicción para ello, y como yo el 99,999...% de los sacerdotes, o sea, los que no somos de la FSSPX, Santo Padre incluido... Por este camino, sólo puedo dolorosamente esperar y casi desear que el próximo día 14 de septiembre el Santo Padre le dé una patada a Fellay...

"a. Il y a, dans l'Église, des prêtres et des évêques ayant juridiction, sur à peu près toute la planète, mais leur présence au mariage de catholiques de Tradition implique, dans l'immense majorité des cas, un grave dommage moral pour les fiancés. En effet, ces prêtres…
- presque toujours attachent au mariage la célébration d'une messe Paul VI gravement dangereuse pour la foi et responsable de la perte du sens catholique chez un très grand nombre d'âmes ;
- presque toujours, dans leur prédication au moment du mariage et dans la préparation, enseignent la conception du mariage que promeut le code canonique de 1983 et qui a été dénoncée par Pie XII comme une erreur formelle et grave (5) ;
- presque toujours, dans la préparation du mariage et dans leur pastorale, recommandent la régulation naturelle des naissances d'une façon systématique qui contredit les prescriptions de Pie XII et de la morale traditionnelle (6) ;
- parfois même bénissent l'union libre, le « mariage à l'essai (7) », la pratique de la pilule contraceptive, les divorcés remariés (8) et distribuent la communion aux concubins ;
- toujours (9) adoptent à l'égard des graves erreurs diffusées depuis Vatican II une attitude répréhensible, soit qu'ils les diffusent volontiers (clergé ouvertement conciliaire), soit qu'ils se taisent à leur égard, approuvant ainsi plus ou moins implicitement le tour moderne donné au gouvernement de l'Église par les prélats et ses conséquences pour le salut des âmes (clergé d'apparence traditionnelle et approuvé officiellement)".

Al final va a ocurrir que lo único que funciona es ciertamente menos diálogo –con protestantes, ortodoxos, y –(sí, ya sé que no es lo mismo, pero protestantes y ortodoxos tampoco lo son…)- la FSSPX- y esperar a que la Virgen Santísima haga el milagro… Pues recemos por ello.

martes, 12 de abril de 2011

Lectura del corazón

Hoy he aprendido en silencio
a interpretar mis latidos:
éste dice que te ama,
éste que jamás te olvido.
Por eso, cuando estás cerca,
se me acelera su ritmo…
Porque desea que sepas
que con sangre escribe un libro:
“Te amo, te amo, te amo,
te amo por siempre, Cristo”.