miércoles, 16 de noviembre de 2011

Suaviter et fortiter

Me sé tan tuyo completamente

que ya no hay nada que sea mío;

y si me empeño y me desvío

tú me encaminas tan firmemente…

Tan poderoso, que eficazmente

vuelvo a la senda de mi destino:

ahora y por siempre vivir contigo,

oír tu latido eternamente…

Aséstame ya el golpe certero,

mira que solo no puedo nada…

en mis entrañas prende tu fuego.

Mi delicado y tenaz Esposo,

voz silenciosa, tormenta y calma,

tan suave y fuerte, león y cordero…

1 comentario:

  1. Una oración maravillosa. La firmeza y la suavidad de la Gracia del Señor nos corrige y santifica.

    Muchas gracias y un abrazo en Cristo, desde María Inmaculada

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