Dime de qué estás hecha,
mujer toda de carne y fuego.
Tan dulce en tanta amargura,
tan sensible, mujer de acero,
tan sufrida, y sin embargo
sólo sabes dar consuelo.
¿Cómo todo lo soportas,
si en verdad eres de carne?
Si eres más fuerte que el hierro,
¿por qué me es tan dulce amarte?
Si abrasas al mismo fuego,
¿cómo ardes sin quemarte?
Corazón de fuego que ama sin medida,
cuerpo de hierro que todo tolera.
Agua que lava heridas,
luz que alumbra mis tinieblas,
vida que me das vida,
tierra firme en la tormenta.
Capitana de mi vida,
vives sin miedo a la muerte,
y amarrado a tu persona,
no tengo miedo a perderme.
Porque te ocultas en todo
y lo eres todo a la vez,
resuélveme este misterio:
¿de qué estás hecha, mujer?
Si Dios nos ha dado una cabeza para entender y un corazón para amar, ¿por qué vivir decapitados y descorazonados? Piensa y cree con todas tus fuerzas, con toda tu mente, con todo tu ser.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
¿De qué estás hecha, mujer? (A las mujeres de mi vida: mi Madre del Cielo y mi madre de la tierra)
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Qué maravilla. Gracias.
ResponderEliminarUn saludo en Cristo, desde su Madre Inmaculada.
Me gusta ;-)
ResponderEliminarTodo mi amor para Ella.
ResponderEliminarDLB.