Llevo unos días pensando, pidiendo al Señor paciencia y entendimiento… Cuando hoy al salir de la iglesia he visto la media docena de pobres que se abalanzaban a pedir a un benemérito sacerdote, ya no he aguantado más. Y me he puesto a escribir lo siguiente.
Años llevan los de la siniestra política intentando quitar cualquier sustento pecuniario a los clérigos y a cualquier obra de la Iglesia, sin importarles lo más mínimo la dimensión socio-caritativa de las mismas. Hay miembros del PSO (permítaseme omitir al menos la “E” para no faltar a la verdad) que abogan por eliminar la casilla de la ayuda a la Iglesia en la declaración de la renta, por eliminar las exenciones fiscales (de las cuales no tengo conocimiento en mi vida ordinaria, que yo pago IVA, Seguridad Social, ORA, y cualquier otro impuesto directo o indirecto que se tercie...) El ex presidente de Castilla-La Mancha se despachó tranquilamente en televisión con una frasecilla de antología de las estupideces verduleras demagógicas: “Si hoy viniese Cristo, estaría con los pobres y los pecadores y no iría mirando con quien se acuesta la gente". O sea, para que me entiendan, “Yo sé más que los obispos lo que hay que predicar, y de hecho voy con Zerolo a Entrevías a comulgar, porque allí hay pobres, y no los obispos que están siempre pendientes de lo que no les importa”. Y por si fuera poco, políticos y algunos eclesiásticos reclaman bajada de sueldo a los sacerdotes, o un diezmo, o lo que se quiera.
Pues bien. Quisiera hacer una confidencia a mis amigos seglares, especialmente a aquellos que no tienen ni idea de la vida de un sacerdote normal y sin embargo hacen biografías al más puro estilo prensa-rosa de cualquier cura, obispo o Papa. Vaya por delante que ningún cura trabaja con vino ni sólo media hora. Un cura no tiene horario de trabajo fijo y bebe la Sangre de Cristo, que parece vino, pero no lo es. Y si en vez de ver tanta bazofia televisiva se revisara el catecismo, lo sabría. Pero claro, es muy fácil hacer chistes volterianos…
Conozco a muchos curas, entre otras cosas porque servidor por la gracia de Dios lo es. Y conozco por lo mismo la vida de los curas. Es posible que una o dos veces a la semana llame a la puerta de usted un mendigo. Y quizá le dé algo, quizá no, o dinero no pero comida sí, o acabe pensando que mejor lo da a Cáritas, que sabe que ayudan a los pobres, porque entre los que piden hay quien lo necesita y quien tiene jeta y tal… Seguramente, si usted ha ayudado generosamente a algún menesteroso, la frecuencia de visitas es mayor, puesto que ha cobrado fama de generosidad entre los que andan necesitados. Esto es para usted un título de honra que puede presentar ante el Señor el día del juicio y que va a abrirle no poco la puerta del cielo.
En mi diócesis, la aplastante mayoría de los sacerdotes vestimos traje clerical, por lo cual, es imposible que se nos confunda con los bomberos, por ejemplo. Y aunque un sacerdote no vaya vestido iuxta canon, quien lo busca lo encuentra con más o menos facilidad, si es que no se le conoce de sobra por otro motivo.
A nadie, a menos que sea malo o tonto, se le escapa el hecho de que los pobres suelen pedir a las puertas de las iglesias y no, por ejemplo, a la puerta de la sede del PSO(E). Y que buscan al cura cuando sale de la iglesia, cuando entra, a veces también cuando está dentro del templo. Y también lo buscan cuando está en casa rezando, estudiando, duchándose o durmiendo. Y que por ser uno quien es, se le parte el alma si tiene que despedir a un pobre sin darle algo. Raro es el cura que todos los días no haya tenido ante sí la mano de dos indigentes, por lo menos. Extraña la jornada en la que no te ha llamado a la puerta algún pobre. Y esto está muy bien, no me quejo de ello. Al contrario, es muy buena señal, porque significa que los curas vivimos la caridad del Señor. Y no quisiera contar aquí, porque me da pudor, los alquileres, recetas médicas, facturas de electricidad, bombonas de butano, et caetera, que salen del pelado bolsillo del sacerdote –no de la parroquia– y de los que sólo el Cielo lleva cuenta, porque muchas veces ni siquiera los interesados lo saben.
Dicho esto, me hace gracia lo del diezmo. Barata nos saldría la caridad a los sacerdotes si solamente “gastáramos” al mes 70 euros en auxilios materiales…
Ya sé que no vale el argumento, tan utilizado por los políticos, del “y yo más”. Y otra vez he de sobreponerme al pudor, (Dios me perdone, que lo hago por su amor). He visto a sacerdotes sentar a su mesa a pobres, dormir en la esterilla de los campamentos para dejar su cama a un mendigo, meterse en puros antros infectos para animar y limpiar cuerpos, enseres y suelo, y aguantar insultos y escupitajos de algún que otro necesitado de comida y modales. Jamás he visto hacer eso a ningún dirigente de izquierdas. Ojalá fuera porque lo hacen a escondidas, para ocultar su caridad a los ojos de los hombres, pero me da que no, y perdónenme si me equivoco.
Ciertamente, el Señor cuando vuelva buscará a los pobres, de modo que, Sr. Bono, ya puede ir vendiendo algo de lo que tiene, porque por ahora se queda fuera… Me gustaría que ofreciera usted un festín a los pobres en su hípica o en cualquiera de sus inmuebles, que serán suyos, pero no le hacen pobre, sino rico. Y que lo hiciera sin fotos, sin cámaras, que sólo Cristo se entere. Porque es muy bonito que uno vaya a un comedor social y salga en los periódicos y en el telediario, tan bonito como hipócrita si resulta que su gabinete de prensa es quien ha llamado a los medios…
No quisiera despedir a mis pobres enviándoles a la puerta de la sede de ningún partido, o diciéndoles que vayan a tal político de esos que piden que se esquilme a la Iglesia, porque, aparte de que no recibirán nada, esos políticos tienen guardaespaldas, alarma y portero en casa, y sibarita agenda inquebrantable, igualito que los curas…
N.B.- Hablo de los sacerdotes, pero lo mismo podría decir de multitud de laicos, y en general, de todos los buenos católicos. Y hablo principalmente de los políticos de la siniestra, porque son los que se han manifestado en el tenor indicado. Y a todos pido que recen por mí, para que sea siempre sacerdote según el Corazón de Jesús, que vino a evangelizar a los pobres.
Señor:
ResponderEliminarsoy de creencias anarquistas.
a veces he trabajado, a veces he sido pobre.
no se pedir.
mi elección de ideología me obliga eticamente a compartir lo que tengo; como sabrá, tambien es obligación de musulmanes, sijs, etc, etc, etc.
la diferencia entre su situación y la mía es que yo no cobro del estado por mis predicaciones
( nuestra religión me lo prohibe, es muy estricta ).
así que no creo que el cumplimiento de sus deberes de obras de amor a sus hermanos los hombres sean un motivo para que tengamos que pagarle un sueldo.
he visto esas mismas obras de caridad lo mismo en los muy pobres como en los que tienen algo más que los muy pobres; personas de todas las religiones y de todas las irreligiones.
grandes viciosos, pecadores y ateos se dan con la misma generosidad que los que llevan una vida recta que intenta cumplir sus deberes con su dios:
con la unica diferencia que, los ateos, practicamos la caridad sin esperar el pago de retribuiciones post-mortem por lo que regalemos.
por lo demás, mi felicitación por la practica;
la fe sin obras no es seria.
( y no es facil hacer chistes volterianos. caiga mejor o peor el autor o sus ideas, hay que reconocer que escribía chistes muy bien trabajados )
quede usted con bien.
Como me ha resultado larga, publico la respuesta al Sr. Anónimo anarquista en una nueva entrada.
ResponderEliminar!Animo y a seguir luchando en el Señor!
ResponderEliminarMe gusta tu blog y lo clarito que hablas.
La Paz.