Recuerdo que hace ya unos años, quizá diez, un buen amigo sacerdote, entonces seminarista él, se me quejaba dolido de la bazofia de libros de texto que tenía que utilizar en sus estudios eclesiásticos. Le dije me enseñara alguno. Yo pensé que me traería seguramente uno de los infumables manuales de la colección Sapientia fidei de la Biblioteca de Autores Cristianos, vulgo BAC. Pues aunque bien pudiera haber sido así, no lo fue, sino que puso en mis manos un tocho de patrística, creo recordar que de la editorial Sígueme, escrito por un protestante, y por tanto, hereje. Y allí anduvimos hablando sobre cómo un protestante patrólogo o patrístico, como prefieran, difícilmente podría permanecer en la herejía si su investigación fuera profundamente objetiva; y por el contrario, cómo sólo siendo subjetivo y prejuicioso, un estudioso de los Santos Padres podría permanecer en el error. No tuve tiempo ni ganas de entretenerme leyendo ese libro, más que nada por estar servidor en mi último día de las estivales vacaciones, pero hice constar que difícilmente hablaría con verdad ese libro de patrística sobre la Virgen Santísima, los sacramentos de la Confesión y Eucaristía, la fundación y constitución de la Santa Iglesia Católica, si estaba escrito por un protestante convencido.
Y ustedes me dirán, con razón, que a qué viene tanto preámbulo. Pues bien, anda en las librerías religiosas una Historia de la Teología Moral escrita por el P. Vidal, de nombre Marciano, cuyo nombre en religión desconozco, siendo ésta la del Santísimo Redentor. Ustedes recordarán cómo este Padre fue sometido a juicio por la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, del cual juicio en mayo de 2001 fueron emanados sendos documentos por dicha Congregación y su “sucursal” en la Conferencia Episcopal Española.
Recuerdo entonces cómo algún amigo fan del P. Vidal,(como otros tantos sacerdotes, religiosos y monjas que tenían como oráculo de cabecera los tochos de Moral de Actitudes), se sentía orgulloso del sometimiento que parecía mostrar dicho padre ante la férrea, “impía” e implacable mano de los inquisidores de la Iglesia.
Cuál no sería mi asombro al leer un año después una entrevista al P. Vidal que adjunto más abajo. No adelanto nada, para reservarles a ustedes el mismo asombro que me obnubiló a mí. Solamente quisiera decirles que este asunto que ya había aparcado hace años me han venido de nuevo a las mientes por dos acontecimientos: la publicación de la antedicha obra de Historia de la Teología Moral y, -me salven las distancias, por favor, y no me lo tomen a mal, que ya sé que nada tiene que ver-, los deseos de “restauración” del entorno etarra, como si los malnacidos terroristas hubieran sido pobres víctimas no vindicadas…
En fin, y para no aburrirles más, aquí tienen la entrevista. Y recuerden, el error –la herejía, si se tercia- y la objetividad no se “compadecen” en persona católica, que una sola es la verdad de las cosas, en la política y en la moral también.
«Marciano Vidal cree que la Iglesia le dará la razón
No reeditará sus libros para no corregirlos
Madrid.
La agencia de noticias de los religiosos españoles (Ivicon), ha publicado una amplia entrevista realizada al teólogo Marciano Vidal, en cuyas obras el Vaticano señaló diversos errores. En ella, el religioso redentorista confía que un próximo Concilio, un Vaticano III, le dé la razón. Cabe recordar que la Iglesia reprochó a Vidal, entre otras cosas, su ambigüedad en el aborto y la eutanasia.
Tras casi un año de silencio público ante la Notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el teólogo redentorista Marciano Vidal ha señalado que, “dejando aparte mi caso, deseo y espero que los nuevos planteamientos de la Teología moral, después de la normal criba que hace la historia, pasen pronto a ser patrimonio de la Iglesia” y, con vistas a un juicio de largo alcance, ha recordado las palabras de un colega italiano, que le dijo: “Marciano, no te preocupes, serás rehabilitado en el próximo Concilio Vaticano III”.
En una entrevista que publica la revista Éxodo, Vidal apoya la esperanza de rehabilitación en tres datos: su confianza en el juicio de la historia, “que es el juicio de Dios”.
El 15 de mayo de 2001, la Sala de Prensa de la Santa Sede dio a conocer la “Notificación de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre algunos escritos del Reverendo Marciano Vidal C.S.S.R.”, aunque el documento tenía fecha de 22 de febrero del mismo año. En el texto de la congregación que preside el cardenal Joseph Ratzinger se podía leer que “no se enjuicia al autor ni su intención, ni la totalidad de su obra o de su ministerio teológico, sino sólo unos determinados escritos”. Además, la nota vaticana confirmaba que los libros Moral de Actitudes, Diccionario de Ética Teológica y La propuesta moral de Juan Pablo II no podían ser utilizados para la formación teológica por contener “ambigüedades y errores”. Sin embargo, la Congregación para la Doctrina de la Fe no obligaba a retirarlos del mercado, ni apartaba de su cátedra al autor en la Universidad Pontificia Comillas. Tampoco le imponía un período sabático, ni le prohibía impartir cursos o hablar en público.
Vidal recuerda como “un momento especialmente duro” el proceso al que le sometió la Congregación para la Doctrina de la Fe. “Duro en sí mismo y, además, por haber durado mucho tiempo (desde diciembre de 1997 hasta mayo de 2001) y por haber supuesto mucho trabajo”, señala el moralista al explicar que tuvo que redactar dos informes en respuesta a preguntas de la Congregación. “Sostuve un encuentro en la misma sede de la Congregación, lugar del antiguo Santo Oficio. Gracias a Dios y a algunas personas amigas he podido realizarlo todo con suficiente entereza y con bastante competencia”, evoca Vidal.
“Un momento de particular dificultad fue cuando se me comunicó la Notificación (o sentencia) y se me pidió que la ‘firmara’. Consulté y reflexioné. Me decidí firmarla, en primer lugar, por la peculiaridad de dicha firma. Y, también, por el tenor de la sentencia. En ella no se pone en cuestión ‘al autor (a mí) ni su intención, ni la totalidad de su obra o de su ministerio teológico’. Tampoco se afirma que yo haya cuestionado ningún artículo de la fe ni ninguna otra verdad cristiana esencial”, explica el teólogo redentorista.
No obstante, “me duele que se afirme que mi manual Moral de Actitudes (en cuatro volúmenes) ‘no puede ser utilizado para la formación teológica’, siendo así que ha nacido de la enseñanza y ha sido utilizado por bastantes generaciones de alumnos; pero he aceptado esa decisión”, manifiesta Vidal.
“También se me pedía que si quería hacer una nueva edición de Moral de Actitudes tendría que ponerme en relación con la Comisión de la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española. Mantenido ese diálogo he decidido no hacer nueva edición”, declara Vidal».
Libertinaje querrás decir, más bien. Ancho y espacioso es el camino que conduce a la perdición... y muchos van por él.
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