Hoy he aprendido en silencio
a interpretar mis latidos:
éste dice que te ama,
éste que jamás te olvido.
Por eso, cuando estás cerca,
se me acelera su ritmo…
Porque desea que sepas
que con sangre escribe un libro:
“Te amo, te amo, te amo,
te amo por siempre, Cristo”.